Estados Unidos

Inversión en infraestructuras de energías renovables en el mercado estadounidense, de rápido crecimiento, con acceso a buenas oportunidades respaldadas por un volumen de viento y una radiación solar fiables.

Entramos en un mercado de renovables de rápido crecimiento con experiencia y conocimientos

Schroders Greencoat entró en el mercado estadounidense de las renovables en 2021, con sus primeras dos inversiones y un equipo radicado en EE. UU. de nueva creación.

La oportunidad de inversión en el mercado de renovables de EE.UU.

Puesto que es uno de los mercados de renovables que más rápido crece en todo el mundo, la presencia permanente en Estados Unidos brinda acceso al potencial del despliegue de las renovables en el país, que se prevé que crecerá aproximadamente un 200% a lo largo de la próxima década*. Esto exigirá importantes bolsas de capital. Unos incentivos fiscales federales favorables, unidos al buen nivel de recursos en términos de volúmenes de viento e irradiación solar, dan lugar a una importante oportunidad de inversión**.

*Fuente: BNEF (junio 2023)

**Nota al pie: Puede variar

Hemos creado una cartera diversa de activos de energía solar y eólica en EE. UU.

Las inversiones de Schroders Greencoat en Estados Unidos consisten ahora mismo en dos carteras de energía eólica que suponen un total de seis parques eólicos en Texas e Illinois, con una capacidad total de 532 MW, coinvirtiendo con RWE y Algonguin y EDP Renewables, respectivamente.

La cartera estadounidense supone una ampliación de nuestro exitoso modelo de inversión de “rentas seguras”. Su objetivo es brindar a los inversores rentas estables y predecibles a largo plazo con filosofía de comprar y mantener.

La cartera está gestionada por un equipo especializado localizado en EE. UU. que, en conjunto, atesora más de 60 años de experiencia en renovables y mercados de la energía en Estados Unidos.

Estrategia de negocio

Nuestro equipo en EE. UU. tiene como objetivo invertir en activos operativos de energía solar y eólica. Tal y como ocurrió anteriormente en Europa, se prevé que las empresas de servicios públicos y los promotores de infraestructuras de suministro tendrán que reciclar su capital para cumplir objetivos de despliegue ambiciosos.

Schroders Greencoat se dirige a esa gran bolsa de capital internacional con interés en invertir en infraestructuras estadounidenses, junto con una atención hacia los criterios ASG entre las gestoras de activos del país que va creciendo poco a poco.

Se prevé que la capacidad de generación de energía a partir de fuentes renovables se triplique en Estados Unidos para 2030*. Con ese telón de fondo, nuestro objetivo es consolidarnos como uno de los mayores inversores en renovables de América del Norte, igualando las posiciones que tenemos en el Reino Unido y Europa.

*Fuente: BNEF (junio 2023)

Parque eólico de Schroders Greencoat en Estados Unidos

Parque eólico Bright Stalk | Estados Unidos

Schroders Greencoat es uno de los mayores gestores especializados en infraestructuras dedicadas a las energías renovables, y gestiona 11.000 millones de dólares en más de 300 activos de energías renovables en todo el mundo. En este vídeo presentamos uno de nuestros activos en Estados Unidos: Bright Stalk Wind Farm, Chenoa IL.

Volver a la página de inicio de Schroders Greencoat

Principales riesgos de inversión

Riesgo de volatilidad el valor de las inversiones y las rentas que generan pueden subir al igual que bajar, y los inversores podrían no recuperar el capital invertido inicialmente.

Riesgo de liquidez: es posible que haya muy poca liquidez disponible a través del mercado secundario del Fondo propuesto con motivo de los activos de crédito privado subyacentes y los inversores deben sopesar invertir si su intención es mantener la inversión a lo largo de toda la vida del Fondo propuesto. La liquidez de las inversiones subyacentes puede no ser suficiente para satisfacer las solicitudes de suscripción y reembolso de los inversores.

Riesgo de tipos de interés: la subida de los tipos de interés suele conllevar una bajada en el precio de los bonos.

Riesgo crediticio de los emisores/prestamistas subyacentes: el deterioro de la situación financiera de un emisor puede provocar que el valor de sus bonos/préstamos caiga o pase a ser nulo.

Riesgo de divisas: el fondo podría estar expuesto a diferentes divisas. Las fluctuaciones en los tipos de cambio podrían ocasionar pérdidas.

Riesgo de contraparte: la contraparte de un derivado u otro acuerdo contractual o producto financiero sintético podría llegar a ser incapaz de cumplir sus compromisos con el fondo propuesto, pudiendo ocasionar una pérdida parcial o total para el fondo propuesto.

Riesgo de derivados: un derivado podría no comportarse según lo previsto y podría generar pérdidas mayores que el coste del mismo.

Riesgo de concentración: es posible que el Fondo propuesto se concentre en un número reducido de regiones geográficas, sectores industriales, mercados y/o posiciones. Esto puede provocar importantes variaciones en el valor del fondo, tanto al alza como a la baja, lo que puede afectar negativamente a la rentabilidad del fondo.

Riesgo de endeudamiento: el fondo propuesto puede pedir prestado dinero para realizar inversiones adicionales. El endeudamiento incrementará la rentabilidad si el valor de las inversiones adquiridas sube por encima del coste de los préstamos, o la reducirá si no lo hace.

Riesgo de valoración: los activos de crédito privado subyacentes pueden no tener fuentes fiables para fijar su precio. Además, los instrumentos basados en bienes raíces invierten en bienes inmobiliarios, cuyo valor suele venir determinado por la opinión de un tasador.

Riesgo sectorial/país: los cambios legislativos o en la situación económica general y el aumento de la competencia pueden afectar al valor de las inversiones. Otros riesgos pueden ser el incremento de la incertidumbre política y social y las catástrofes naturales.

Riesgo de activos de infraestructuras: los activos de infraestructuras exponen a los inversores a riesgos adicionales, en particular, al riesgo de construcción (por ejemplo, retrasos en las obras, sobrecostes, etc.) y el riesgo de despliegue (por ejemplo, el despliegue del capital en varios tramos a lo largo de la fase de construcción en vez de hacerlo por adelantado en el caso de las inversiones en zonas industriales abandonadas).